HORARIOS DE MISAS A PARTIR DEL 21 DE SEPTIEMBRE 2019
Parroquia Nuestra Señora de la Piedad
Italia 370. (3100) Paraná, Entre Ríos, Argentina. Tel: 54 - 0343- 4317954 Arquidiócesis de Paraná.
viernes, 20 de septiembre de 2019
viernes, 8 de marzo de 2019
lunes, 10 de diciembre de 2018
Domingo de la conversión
Iniciamos
la segunda semana de Adviento con la mirada puesta, de nuevo, no sólo en la
Navidad de este año, sino en la venida gloriosa de Cristo al final de la
historia.
El
profeta Baruc (5,1-9) asegura la cercanía y la ayuda de Dios. Pide al pueblo
que se alegre, porque sus hijos vuelven gozosos a la patria, a Jerusalén,
después del destierro. Es Dios mismo quien prepara el camino para esta vuelta: todo
será fiesta y alegría, y triunfará la justicia.
El
salmo prolonga el mensaje de espera gozosa: "el Señor ha estado grande con
nosotros y estamos alegres". Los creyentes sienten cómo "el Señor
cambió la suerte de Sión", se llenan de alegría y le cantan alabanzas.
Como el labrador que, con una buena cosecha, "al volver, vuelve
cantando".
Pablo,
(Flp 1,4-6.8-11) desde la cárcel en Roma, escribe esta carta a la comunidad
cristiana de Filipos, la capital de la provincia romana de Macedonia, al norte
de la actual Grecia. Pablo expresa su alegría y su orgullo por lo bien que van
las cosas en Filipos, y por el buen ejemplo que dan a las demás comunidades.
Pero a la vez les invita a seguir adelante, a "crecer" y a
"llevar adelante hasta el día de Cristo Jesús" lo que ya han
comenzado. Sobre todo tienen que tienen que saber "ver", reconocer la
venida constante del Señor.
En
el Evangelio de Lucas (3,1-6), precedido de un solemne prólogo histórico, que
lo sitúa en unas coordenadas muy concretas -Dios no actúa fuera de la
historia-, aparece la figura de Juan el Bautista, el precursor inmediato que
señalará a Cristo Jesús como el Mesías: "Juan lo proclamó ya próximo y
señaló después entre los hombres". Recorre toda la comarca del Jordán
"predicando un bautismo de conversión", y lo hace citando al profeta
Isaías, que invita a preparar los
caminos del Señor, allanando, rellenando, enderezando. Porque todos
están destinados a ver la salvación de Dios. El Bautista invita a corregir, a
cambiar de rumbo.
La
consigna del Bautista es también concreta y actual: todos sabemos qué puede
significaresta invitación: "preparen el camino del Señor”…El Adviento es
una espera dinámica, no pasiva: es el camino del que sale al encuentro, no del
que sólo espera que otro venga. Tenemos que abrirnos, sobre todo, a Dios. De
modo que el Dios-connosotros se encuentre con nosotros-con-Dios, y se pueda
cumplir que en esta Navidad, como decía el Bautista, "todos verán la salvación de Dios".
El
P. Ángel Rossi SJ ha publicado un breve subisidio en el cual señala “Tres desafíos para preparar esta Navidad”.
Los asumo con alguna reflexión personal adicional.
1.
Hacer
silencio.
2.
Hacerle
sitio al Niño.
3.
Hacernos
como niños.
Hacer silencio no significa sólo callar
externamente o evitar los ruidos externos. Es fundamentalmente “silenciar” el
corazón. Es permitir que nuevamente la Palabra de Dios resuene en nuestro
corazón, tantas veces lleno de “ruidos”: es evitar tres actitudes que se
convierten en obstáculos para prepararnos bien para la Navidad: la distracción
y la dispersión que luego producen desencanto. Miremos a María: meditaba en su
corazón lo sucedido en ella y se preparaba para el nacimiento del Salvador.
Hacerle sitio al
Niño. En Belén
no lo tuvo. José y María golpearon una puerta y otra… No había lugar para él.
Que en casa lo tenga, que en mi corazón lo tenga. El no presiona a nadie pero
invita a todos. Un youtube presenta a José y María que golpean la puerta y el
posadero les dice: Imposible: el lugar ya lo ocupa Papá Noel. Que no pase entre
nosotros: Navidad es Jesús. Demosle a él el sitio. No sea que lo ocupe otro u
otras cosas pero que Él esté ausente.
Hacernos como niños: porque el misterio de la
Navidad se contempla con corazón de niño. Por motivos históricos, la puerta de
la Basílica de la Natividad en Belén fue casi completamente cerrada. Sólo quedó
una pequeña puertita. Para ingresar en ella, los adultos deben agacharse. Sólo
lo hacen de pie los niños. Para contempalr el Misterio del amor de Dios
manifestado en Jesús, Niño Dios, debemos abajarnos y entonces podremos ingresar
en este “abismo” de amor y de ternura y contemplar el Misterio que nos
sobrepasa pero que nos llena de una inmensa alegría: la alegría del encuentro
con Jesús, el Mesías prometido, anunciado y esperado… En una palabra la alegría
de la salvación …
Hemos
encendido dos velas en la corona de Adviento: sigamos caminando!!!
Pbro. Mario A. Haller
viernes, 30 de noviembre de 2018
Domingo de la
espera del Señor y de la vigilancia del díscipulo de Cristo
Hoy, 1° de diciembre comienza el último
mes del año 2018 y asimismo con este domingo comienza un nuevo año litúrgico.El Evangelio que nos acompañará en este ciclo C es el de Lucas.La primera etapa
del Adviento se centra en la última venida, gloriosa y definitiva, de Cristo,
el Juez Salvador.En cambio, la segunda parte Adviento se orienta a la
preparación de la Navidad.En las lecturas de este
domingo, todos los verbos están en futuro.
El texto de Jr 33, 14-16 esuna página llena de confianza, un anuncio de
esperanza en tiempos difíciles: el profeta anuncia que de la casa de David,
Dios va a "suscitar un vastago legítimo”; es clara la profecía acerca del
Mesías. El salmo responsorialtambién
nos invita a la esperanza: "a ti, Señor, levanto mi alma". Además, advierte
a los creyentes para que sigan los caminos del Señor. En efecto, el salmista
pide: "enséñame tus caminos,
instruyeme en tus sendas".
En el texto a los Tesalonicenses (1Tes. 3,12-4,2),
Pablo, a los cristianos que ya vivían bien el evangelio, los exhorta a que
sigan así pero como los cristianos de Tesalónica son recién
convertidosnecesitan madurar. "Sigan
adelante": buena consigna para cada comunidad y para cada
cristiano.
El Evangelio
(Lc 21,25-28.34-36) nos habla del futuro del mundo. La venida gloriosa de Jesús
no debe producir espanto, sino alegría y confianza: "cuando empiece a
suceder esto, levanten, alcen la cabeza, se acerca vuestra liberación". También
escuchamos hoy la llamada de Jesús: "estén siempre despiertos”. A pesar de
que somos cristianos, fácilmente podemos olvidar las cosas que son esenciales.
"Estén siempre despiertos". Lo contrario de estar despiertos es que
se "nos embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del
dinero". Jesús pone unos ejemplos que eran válidos en su tiempo y que
siguen siéndolo ahora.
En consecuencia, el Adviento nos hace mirar hacia el futuro, hacia el fin del
mundo. No sólo recordamos la venida de Jesús que ya sucedió sino que también miramos
más allá, hacia el final de la historia. El que vino hace poco más de dos mil
años, vendrá al final de los tiempos, y viene permanentemente a comunicarnos su
gracia y su salvación. Y así, Jesucrsito es “ayer, hoy y siempre”, el
Dios-con-nosotros.Los cristianos debemos tener buena memoria: mientras recordamos
el gran acontecimiento de hace dos mil años, renovamos nuestro compromiso con el presente. El período de
historia que nos toca vivir a cada uno es decisivo para nosotros, y es
también la preparación inmediata al encuentro personal con el Señor.
Un gran autor español,
Calderón de la Barca, escribió un célebre drama titulado La vida es sueño.
Cuando una mujer está embarazada se dice que «espera» un niño; los despachos de
personas importantes tienen «sala de espera». Pensándolo bien, la vida misma es
una sala de espera. Nos impacientamos cuando estamos obligados a esperar una
visita o una experiencia. Pero ¡ay si dejáramos de esperar algo! Una persona
que ya no espera nada de la vida está muerta. La vida es espera, pero es
también cierto lo contrario: ¡la espera es vida!.La del cristiano no es una
espera vacía, un dejar pasar el tiempo. No se trata de “balconear la vida”,
dice el Papa Francisco[1]. En
el Evangelio de este domingo Jesús dice también cómo debe ser la espera de los
discípulos, cómo deben comportarse entretanto, a fin de no verse sorprendidos:
«Guárdense de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje,
por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida... Estén en vela, pues, orando en todo tiempo...».Ora et labora, decía San Benito: oración
y acción. Acción comprometida y concreta…
En el caso de que sintamos la tentación
del cansancio o del desaliento ante una sociedad en crisis o ante una Iglesia
que no acaba de mostrar una imagen viva y evangélica, o ante una historia
personal que deja que desear, Dios nos
anuncia una palabra de cercanía y de salvación: el Dios que viene, en Cristo
Jesús, a nuestras vidas, quiere comunicarnos su alegría y su vida en este
tiempo de gracia que se llama Adviento y Navidad. El Adviento es una
valiente invitación a la confianza, es una "escuela de esperanza", a
pesar de que las circunstancias históricas o personales no parezcan favorecer
esta visión optimista.
Para la reflexión: San Agustín: Comentario al Salmo 147,1:
“Si amamos a Cristo, también debemos desear su venida. … no creo que tenga lugar que se tema
venga Aquel a quien amas; que pidas venga tu reino, y temas
ser oído. Pero ¿de dónde procede el temor? ¿De que ha de venir
el juez?... ¿Quién ha de venir? ¿Por qué no te alegras? ¿Quién ha de venir a
juzgarte sino el que vino a ser juzgado por tu provecho? … Allí estará él, tú y
tu causa; la manifestación de tu causa es el testimonio de tu conciencia.
Cualquiera que seas el que temes al futuro juez, corrige ahora tu actual
conciencia. ¿Te parece poco que no indague lo pasado? Entonces juzgará en un instante, pero
ahora, ¡con cuánto tiempo nos previene! Entonces ya no habrá lugar a corrección;
ahora ¿quién lo impide?”.
[1]"Balconear",
quiere decir "mirar desde el balcón". Es una actitud puramente
curiosa, sin participación, como un espectador de los demás que no participa de
lo que está viendo. Siempre tiene un comentario crítico sobre lo que no le
gusta o le parece mal, pero no se mezcla con la gente.
Pbro. Mario A. Haller
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