viernes, 7 de septiembre de 2012

Viernes 7 de septiembre. Segundo día de la novena


Viernes 7 de septiembre
Segundo día de la novena
Contemplamos la Fe de María

Inicio:
“En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo”

Acto Penitencial
Por nuestra falta de fe en tu Palabra. Señor ten Piedad
Por nuestra falta de confianza en tu Providencia. Cristo ten piedad
Por nuestra falta de colaboración en la obra de nuestra santificación. Señor ten Piedad 

Texto Bíblico                                                                                 Lc 1, 28-38
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Angel se alejó.

Tema del día
La fe de la Virgen María
De las Catequesis de Juan Pablo II sobre la Virgen María, miércoles 3 de julio de 1996

1. En la narración evangélica de la Visitación, Isabel, "llena de Espíritu Santo", acogiendo a María en su casa, exclama: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1, 45). Esta bienaventuranza, la primera que refiere el evangelio de san Lucas, presenta a María como la mujer que con su fe precede a la Iglesia en la realización del espíritu de las bienaventuranzas.(…)
Al ángel que le propone ser madre, María le hace presente su propósito de virginidad. Ella, creyendo en la posibilidad del cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino sólo sobre la modalidad de su realización, para corresponder mejor a la voluntad de Dios, a la que quiere adherirse y entregarse con total disponibilidad. "Buscó el modo; no dudó de la omnipotencia de Dios", comenta san Agustín (Sermo 291). (…)
A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. Con la pregunta: "¿Cómo será esto?", expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional.
Respondiendo: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lc 1, 35), el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por María. La virginidad, que parecía un obstáculo, resulta ser el contexto concreto en que el Espíritu Santo realizará en ella la concepción del Hijo de Dios encarnado. La respuesta del ángel abre el camino a la cooperación de la Virgen con el Espíritu Santo en la generación de Jesús.
En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada.
Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: "El ángel anuncia, la  Virgen escucha, cree y concibe" (Sermo 13 in Nat. Dom.). Y añade: "Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal antes que a sus entrañas la fecundidad maternal" (Sermo 293).
El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa (cf. Gn 15, 6; Redemptoris Mater, 14). Al comienzo de la nueva alianza también María, con su fe, ejerce un influjo decisivo en la realización del misterio de la Encarnación, inicio y síntesis de toda la misión redentora de Jesús.

Santo Rosario  (Misterios gozosos)

Preces
A cada oración respondemos: Señor, aumenta nuestra fe
Para que la Iglesia pueda vivir su vocación maternal en el mundo, engendrando nuevos hijos para el Reino de Dios.
Para que los que seguimos a Jesús dejemos que la fe sea el criterio inspirador de todas nuestras conductas.
Para que seamos dóciles en el cumplimiento de nuestra misión en el plan de salvación.
Para que descubramos que somos realmente libres cuando acogemos en nuestra vida el plan de Dios.


Oración a Nuestra Señora de la Piedad

Señora y Madre Nuestra:

Tú que llevaste en tu seno al Hijo de Dios;
Tú que sufriste al perderlo en el templo;
Tú que lo viste flagelado y coronado de espinas;
Tú que lo viste cargado con la Cruz
camino del Calvario.
Tú que lo viste agonizar colgado
entre el Cielo y la Tierra;
Tú que asociaste tu amadísimo Corazón lleno de dolor al momento de su muerte;
Tú que con piedad lo recibiste
ya sin vida en tus brazos.
Enséñanos a llevar con la alegría de la salvación  todas las contrariedades, penas y dolores de nuestras vidas.
Enséñanos a no desesperar en la prueba, a ser pacientes y constantes, para que así, firmes en la adversidad, podamos participar del gozo de la redención.
Amén
Pbro Néstor Kranevitter

Canto

Himno a Nuestra Señora de la Piedad

Letra: P. Leandro Bonnin
Música: Miguel "Otti" Gómez


1   Siendo Jesús un niño pequeño,
profetizaba ya Simeón
que: “una cruel y terrible espada”
traspasaría tu Corazón
Un generoso SÍ respondiste
al misterioso plan redentor:
con Cristo habrías de padecer
santificando al pecador

Santa María, fuente de Amor,
Nuestra Señora de la Piedad:
haz que aceptemos la voluntad
del Padre eterno, nuestro Creador.
Danos paciencia y fidelidad,
cuando nos toque abrazar la Cruz:
haz que en las llagas de tu Jesús
hallemos siempre refugio y paz.

2. Cuando en la Cruz, Jesús se entregaba
allí estuviste, cual Virgen fiel:
cual nueva Eva, cual fiel esclava
corredimiendo junto con Él.
En esa hora triste y gloriosa
Quiso Él dejarnos otro gran don
¡Te dio por Madre a todos nosotros!
¡Miles de hijos Él te confió!

3. Santa María de los Dolores
Nuestra Señora de la Piedad,
tus hijos vienen, buscan tu rostro
buscan alivio, consuelo y paz.
En nuestras cruces nunca nos dejes,
sosténnos siempre con tu oración.
Que unamos siempre nuestros dolores
a los dolores de  la Pasión

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